Es una pequeña ciudad llena de calles amplias pero llenas de tierra; con un calor asfixiante en verano y un frió intenso en invierno, tormentas de polvo en otoño y mucho polen en primavera que me da alergia. La carne asada es riquísima, el tren pasa por medio de la pequeña ciudad y puede dejarte del lado que no quieres estar los martes y los jueves. Tiene la mejor pizza, una palma siamesa y altos en las calles que son los mas grandes del mundo.
Las cosas cambian con lentitud, o tal vez no cambian, la gente conduce lento, quizá por los eternos baches o quizá porque no hay prisa. Todo queda cerca. pero lo mejor es su iglesia....
balaceada, incendiada, rescatada, arrasada por un rió, iluminada, respetada y preservada.
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